30 May
30May

     

     El objetivo de la Estrategia Nacional de Educación Inclusiva es convertir progresivamente el actual SEN caracterizado por ser estandarizado, centralizado, poco flexible, inequitativo y fragmentado, en un sistema inclusivo, flexible, pertinente y sensible que identifique, atienda y elimine las BAP que se presentan dentro del sistema educativo y en el entorno, para favorecer el acceso, avance, permanencia, aprendizaje, participación y conclusión de los estudios de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en todo el país, en su amplia diversidad, en igualdad de condiciones y oportunidades.

La Nueva Escuela Mexicana propone una nueva educación fundada en la equidad. ¿Qué es la equidad? ¿Cómo lograrla? El valor de referencia de la equidad es el aprendizaje de los alumnos. Una escuela es más equitativa cuando la mayoría –o todos—los alumnos aprenden.

Para que todos los alumnos aprendan (esto, obviamente, es un ideal a lograr) es necesario poner en práctica nuevas formas de enseñar, formas que busquen personalizar la enseñanza y el aprendizaje y que atiendan las diferencias entre el alumnado. Para poner en práctica esta pedagogía diferenciada es necesario conocer los rasgos físicos, mentales, familiares de cada alumno. Su punto de partida de la enseñanza debe ser un diagnóstico individual de cada alumno en el inicio del ciclo escolar.

Pero la equidad supone la inclusión. Todos los alumnos que hasta ahora han sido excluidos de la educación de calidad, deberán ser incluidos. La equidad exige, además, igualdad de condiciones en el ingreso a la escuela, de ahí el enorme valor que adquiere la introducción dentro del artículo tercero de la educación inicial (0-3 años) pues esta educación temprana contribuirá a disminuir las desigualdades que muchos alumnos muestran al entrar a la escuela.

Para poner en práctica una educación con equidad es necesario concentrar la atención en la base de la pirámide del sistema escolar, es decir, en educación inicial, en educación preescolar y en los dos primeros grados de la educación primaria. La investigación educativa ha demostrado —en abundancia— que es en esos años la receptividad y la inteligencia de los pequeños es mayor y los efectos del aprendizaje son más duraderos.

En segundo lugar, es necesario que las autoridades orienten su principal esfuerzo de política hacia las áreas sociogeográficas con más deterioro del sistema educativo: sur-sureste de México, zonas rurales remotas, o urbanas marginales, en especial regiones indígenas. Estas áreas socio-geográficas tienen escuelas de baja calidad como las escuelas CONAFE, las escuelas multigrado, las telesecundarias, los bachilleratos comunitarios, etc. Hay que trabajar intensamente en estas regiones para poner sus escuelas a la altura del promedio nacional, lo cual implica, obviamente, un enorme esfuerzo institucional y una gran inversión de recursos.

Estas son las metas a lograr en la construcción de la Nueva Escuela Mexicana en los niveles de educación básica, metas que exigen, igualmente, un esfuerzo nuevo y renovado de las autoridades educativas. Obviamente no se trata de imponer un cambio abrupto en el sistema, se debe avanzar gradualmente y sustentar la acción en evidencias y en criterios de buen sentido común

. La Nueva Escuela Mexicana sólo será realidad con el compromiso y la participación de todos.

Gilberto Guevara Niebla
Titular de la Coordinación de Estrategias Institucionales de la SEP y columnista de La Crónica de hoy.





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